La vasca CAF y la catalana Comsa, junto con GMV y TyPSA, lideran dos proyectos para conectar la ciudad vieja con los territorios ocupados de Jerusalén Este. El movimiento BDS llama al boicot a estas compañías que violan todos los acuerdos internacionales.
CAF es una de las grandes empresas vascas y el sexto fabricante mundial de material ferroviario. Con sede en la pequeña localidad de Beasain, cuenta con más de 13.000 trabajadores, más de 3.000 de ellos en Gipuzkoa, promueve el uso del euskera en los centros de trabajo y en los ambientes científicos, e incluye entre sus ocho principios de Responsabilidad Social y Corporativa “el respeto escrupuloso de los derechos fundamentales” y el “establecimiento de medidas preventivas para asegurar el cumplimiento estricto del ordenamiento jurídico vigente”.
La multinacional vasca CAF lidera la construcción y ampliación de líneas de tranvía que conectan la ciudad vieja con los territorios ocupados de Jerusalén Este, asentamiento ilegales según la ONU.
Según denuncian las organizaciones de solidaridad con Palestina y el movimiento de boicot y desinversiones (BDS) contra Israel —que ha incluido a CAF en sus listados—, esta red de tranvías forma parte de la estrategia israelí para generar infraestructuras permanentes que hagan posible y legitimen por la vía de los hechos la ocupación ilegal de un territorio que, según los acuerdos internacionales, pertenece a los palestinos.
El 27 de septiembre de 2023, el gigante catalán de las infraestructuras, Comsa, ganaba un concurso para construir otra línea de tranvía, la Azul, que conectará Jerusalén con otro sector de los territorios ocupados, especialmente con Gilo, uno de los asentamientos ilegales que más han crecido y cuenta actualmente con 30.000 colonos. Otras dos empresas españolas participan del proyecto —la madrileña GMV y TyPSA—, en tareas de localización de trenes y trazado de las líneas.
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